El Hilo Rojo es una
leyenda anónima de origen japonés, que cuenta que entre dos o más personas que
están destinadas a tener un lazo afectivo existe un «hilo rojo», que viene con
ellas desde su nacimiento. El hilo existe independientemente del momento de sus
vidas en el que las personas vayan a conocerse y no puede romperse en ningún
caso, aunque a veces pueda estar más o menos tenso, pero es, siempre, una
muestra del vínculo que existe entre ellas.
El
texto literal viene a decir: «Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que
están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El
hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper».
Entre
la comunidad de padres y madres adoptantes en Japón, esta leyenda supone una metáfora recursiva, ya que supone que la vinculación
entre el hijo adoptado y los padres ya está realizada de antemano por este
«hilo rojo» y favorece la fortaleza en la larga espera que hay que realizar, en
la mayoría de los casos.
En
estas comunidades, es normal la utilización contextual de frases como «estamos
tirando fuerte del hilo rojo», o «tendiendo puentes con hilos rojos» lo que
convierte a la leyenda en una parte más de la jerga de utilización habitual.
Una
de las leyendas sobre este hilo rojo cuenta que un anciano que vive en la luna,
sale cada noche y busca entre las almas aquellas que están predestinadas a
unirse en la tierra, y cuando las encuentra las ata con un hilo rojo para que
no se pierdan.
Pero
la leyenda más popular y la que se recita en casi todos los hogares japoneses a
los niños y jóvenes es ésta:
Hace
mucho tiempo, un emperador se enteró de que en una de las provincias de su
reino vivía una bruja muy poderosa, quien tenía la capacidad de poder ver el
hilo rojo del destino y la mandó traer ante su presencia. Cuando la bruja
llegó, el emperador le ordenó que buscara el otro extremo del hilo que llevaba
atado al meñique y lo llevara ante la que sería su esposa. La bruja accedió a
esta petición y comenzó a seguir y seguir el hilo. Esta búsqueda los llevó
hasta un mercado, en donde una pobre campesina con una bebé en los brazos
ofrecía sus productos. Al llegar hasta donde estaba esta campesina, se detuvo
frente a ella y la invitó a ponerse de pie. Hizo que el joven emperador se
acercara y le dijo : «Aquí termina tu hilo», pero al escuchar esto el
emperador enfureció, creyendo que era una burla de la bruja, empujó a la
campesina que aún llevaba a su pequeña bebé en brazos y la hizo caer, haciendo
que la bebé se hiciera una gran herida en la frente, ordenó a sus guardias que
detuvieran a la bruja y le cortaran la cabeza. Muchos años después, llegó el
momento en que este emperador debía casarse y su corte le recomendó que lo
mejor era que desposara a la hija de un general muy poderoso. Aceptó y llegó el
día de la boda. Y en el momento de ver por primera vez la cara de su esposa, la
cual entró al templo con un hermoso vestido y un velo que la cubría totalmente…
Al levantárselo, vio que ese hermoso rostro tenía una cicatriz muy peculiar en
la frente.
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